domingo, 9 de febrero de 2014

Las brujas y David Trueba arrasan en los Goya más antiWert que nunca

ALBERTO GRADOS



  • Marian Álvarez, Goya a la mejor actriz por 'La herida'. Javier Cámara se llevó su premio por Vivir es fácil con los ojos cerrados.

  • Javier Pereira, mejor actor revelación por 'Stockholm'. Natalia de Molina, mejor actriz revelación por 'Vivir es fácil con los ojos cerrados'.

  • Roberto Álamo da una alegría a 'La gran familia española' con su Goya al mejor actor de reparto. La cinta de Sánchez-Arévalo, la gran derrotada.

  • 'Las brujas de Zugarramurdi' arrasan en los Goya con ocho premios, entre ellos el de mejor actriz de reparto para la veterana Terele Pávez.

  • El ministro Wert, la ausencia —criticada— de la noche. Enrique González Macho: "Hoy en día hacer una película en nuestro país es un acto heroico".

  • Así vivimos la alfombra roja de los Goya 2014.

  • Consulta todos los premiados y nominados en los Goya 2014.


Javier Cámara, mejor actor protagonista


Nunca en unos premios Goya había sido tan protagonista un ausente. En la gran fiesta del cine español, en una ceremonia pensada para hacer una clara declaración de amor al cine español, en una noche que siempre vale para promocionar el cine español... la espantada del ministro de Cultura, José Ignacio Wert, argumentando "problemas de agenda", no podía pasar desapercibida ni criticada. En el Hotel Auditorium de Madrid se oyeron todo tipo de reproches, al ministro y a la política del Gobierno en educación y cultura. Ocurrió en una noche de brujas, puesto que la cinta de Álex de la Iglesia se llevó para casa hasta ocho galardones de los diez a los que optaba. Y ocurrió en una noche en la que triunfó la tapada: Vivir es fácil con los ojos cerrados. La emotiva cinta de David Trueba -dos Goya, al mejor director y al mejor guión original- se llevó casi el pleno: seis premios de siete nominaciones. Siempre hay una gran derrotada, esta vez ha sido La gran familia española (solo dos galardones de once a los que optaba), y eso que los académicos intentaron repartir lo máximo posible los 'cabezones' para dejar buen sabor de boca a todos.



El ministro Wert se las llevó de todos los colores... Pocos amigos tiene el titular de Cultura en el cine español. Hubo críticas duras y otras más suaves. "Su ausencia es muy triste", coincidieron en afirmar muchos de los protagonistas de la noche. "Es un funcionario al que pagamos y su trabajo es estar aquí para reflexionar entre todos", decía por ejemplo Juan Diego Botto. El más claro en expresar el sentir general fue el director Juan Antonio Bayona: "La ausencia de Wert es un ejemplo de su fractura con el mundo del cine". El más contundente, como siempre, Javier Bardem: "Ha hecho un acto de indiferencia hacia esta industria. Es una chulería", dijo en la alfombra roja; "Nuestro cine está por encima de nuetro ministro de anticultura", insistió en la gala. Extraño fue que el presidente de la Academia de Cine,



Enrique González Macho, no hiciera mención a Wert es un reivindicativo discurso en el que cargó contra el elevado IVA cultural, contra la pirateía y la falta de ayudas para el cine. "Hoy en día hacer una película en nuestro país es un acto heroico", dijo. Hubo hueco también para la ironía. Firma la broma el presentador Manel Fuentes: "¿No ha venido Wert?". En el patio de butacas, el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, aguantó el tipo y el chaparrón.



Hablando de premios, que era realmente de lo que iba la noche, el éxito de Vivir es fácil con los ojos cerrados ha servido de reivindicación para la comedia española, muy olvidada en los Goya en los ultimos años. Desde 1998, cuando ganó La niña de tus ojos (Fernando Trueba), los académicos no habían dado tanto valor a una buena carcajada. Quizá, en tiempos de crisis, viene bien recordar el valor de las risas sobre las lágrimas, y por esos cintas como la triunfadora, Las brujas de Zugarramurdi, La gran familia española o 3 bodas de más han estado tan presentes en las nominaciones de esta edición. La historia de un profesor que usa las canciones de los Beatles para enseñar inglés en la España de 1966 ha calado también por su buen sentido para mezclar comedia y algo de drama. Imposible salir del cine sin una sonrisa.



La cinta ha servido además para encumbrar a uno de los mejores actores del cine español: Javier Cámara. Esta era su sexta nominación a los Goya y por fin se ha quitado la espina. "Me parece un honor incréible tener este premio. Quiero compartirlo para toda la gente que tiene ahora mismo una sonrisa. Gracias, David (Trueba), por este personaje tan maravillo". Imposible no emocionarse viendo esas lágrimas de alegría de este genial actor que le quitó el Goya al supuestamente favorito Antonio de la Torre, que ha vuelto a repetir la maldición de la doble nominación.



Otro premio sentido, el más claro de toda la noche. fue el de Marian Álvarez, mejor actriz por La herida. Tras llevarse la Concha de Plata en San Sebastián y sin recibir una oferta de trabajo desde entonces, la intérprete se lleva un reconocimiento a su buen hacer cargando con el peso de toda la película, haciendo sufrir al espectador por una enfermedad que, por desconocimiento, es difícil de entender. Su mirada triste y los silencios de su soledad también dejan una pequeña herida en la memoria. Culpa tiene Fernando Franco, mejor director novel, que puede situarse como referente para esta nueva generación de cineastas que están llamados a hacer grandes cosas tras las cámaras. Aviso a los espectadores: o amas la película o la odias. No hay término medio.



Para el resto de intérpretes, si hubo una gran ovación en toda la noche fue la dedicada a Terele Pávez. La actriz, de 74 años, se llevó el galardón a la mejor actriz de reparto por Las brujas de



Zugarramurdi. Premio que suena Goya de honor para una veterana de nuestro cine que ya se había ido de vacío en sus cuatro nominaciones anteriores. No pudo evitar las lágrimas y regaló un "gracias" tan



sincero y profundo que emocionó a los presentes. De veterana a noveles, Javier Pereira (Stockholm) y Natalia de Molina (Vivir es fácil con los ojos cerrados) ofrecieron discursos nerviosos tras recibir sus



Goya a los mejores intérpretes revelación. Reivindicativa estuvo Natalia de Molina, que criticó, como Marian Álvarez, la reforma de la ley del aborto. Roberto Álamo se llevó el Goya al mejor actor de



reparto, dando una pequeña, muy pequeña, satisfacción a la derrotada La gran familia española.



También hubo hueco para un homenaje con nombre propio: Jaime de Armiñán. El cineasta, a punto de cumplir 87 años, sesenta de ellos dedicados al cine, recibió un sonoro aplauso por su Goya de Honor. Los



reconocimientos nunca llegan tarde.




















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