miércoles, 2 de abril de 2014

Crónica | Agentes de viajes planean con turbulencias

Se convirtieron en cazacupos que trabajan hasta de madrugada para pescar los boletos


Liseth Boon.- Sentado frente a la pantalla, el agente de viajes teclea la ruta Caracas-Madrid. Segundos después, el sistema de reservas Sabre le indica, con letras blancas sobre fondo azul, que no hay vuelo para la fecha solicitada. Tampoco para el próximo mes. Ni para el siguiente. Intenta conseguir cupo en un avión a diferentes horas del día, a lo largo de la semana, hasta que encuentra uno, pero a un precio tres veces más caro que el año pasado. Y sin la seguridad de que el cliente lo pueda pagar. La búsqueda casi permanente de pasajes aéreos se convierte en la nueva rutina de los agentes de viajes en Venezuela, desde que estallara la crisis de las aerolíneas internacionales en septiembre de 2013. En lo que hasta hace poco era un trámite de minutos, se convirtió en una práctica que consume horas de vuelo sin pago extra. Algunos incluso se dedican a pescar ticket electrónicos en la madrugada. El oficio devino ahora en “cazacupos”, dice Edwin Di Gennaro, encogiéndose de hombros.Caída libreLas agencias de viaje resultan directamente golpeadas por la suspensión de venta de boletos aéreos, debido a la deuda del gobierno venezolano con las aerolíneas extranjeras, que asciende a $3.700 millones, según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (Iata). En los últimos meses, las ventas de estas Pymes han caído hasta 90%, de acuerdo a la Asociación Venezolana de Agencias de Viaje y Turismo (Avavit). La compañía Air Canada suspendió operaciones indefinidamente. Otras redujeron su frecuencia de vuelos semanales e incluso espacio: el número de asientos bajó 38,5% en promedio, según la Asociación de Líneas Aéreas de Venezuela (Alav). “El modelo de negocio de las agencias de viajes está en riesgo. Solo tienen un margen de ganancia de 6% por las ventas de pasajes. El grueso de la facturación se concentra en servicios terrestres, es decir, hotelería, tours y alquiler de vehículos, entre otros”, asegura Di Gennaro. En las paredes de su oficina cuelgan afiches correspondientes a campañas de otros años, que promueven destinos cada vez más lejanos para los venezolanos. “Todo se complicó. El sector de turismo es una cadena: si no hay pasajes, no puedes vender paquetes. Muchas agencias podrían cerrar ”, afirma el agente.La merma de las ventas internacionales impacta el ingreso de los promotores de viajes: su sueldo base es un poco mayor al salario mínimo y ganan alrededor de 2% de comisión por operaciones. Paquete localAnte las dificultades para viajar al exterior, el turismo nacional se presenta como una compensación, aunque la hoja de ruta está llena de obstáculos. “Es complejo, porque la demanda supera a la oferta de pasajes locales. Los vuelos internos también están limitados por la falta de dólares para mantenimiento y equipos nuevos”, afirma Sandra González, vicepresidenta ejecutiva de Avavit. “Un viaje implica mucho más que un cupo de avión. Los agentes deben ofrecer al cliente servicios y productos de calidad”.“Para garantizar un nivel de seguridad, la alternativa local se enfoca en destinos dolarizados como Canaima y Los Roques, que no todo el mundo puede pagar”, comenta Di Gennaro. Ser agente de viajes solía ser un oficio muy grato, rememora Rafael Guerra, agente con más de 30 años de experiencia que hoy jubilado, atiende a clientes particulares. “Vendemos una de las actividades más placenteras como viajar. Tenemos oportunidad de conocer los destinos que promocionamos. Antes, este trabajo permitía vivir cómodamente. Pero eso cambió”.


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