El papa Francisco llamó de nuevo a los obispos y arzobispos del mundo entero a no buscar “el apoyo de los que tienen poder”, en la tradicional entrega del palio a 24 nuevos arzobispos metropolitanos en una misa en la Basílica de San Pedro.
El papa que vestía la misma bufanda de lana (tela elegida para evocar al pastor y a su rebaño) que los arzobispos metropolitanos, también los exhortó a no perder “el tiempo en preguntas o chismes inútiles” sino a mirar “a lo esencial” siguiendo el ejemplo del Cristo “a pesar de las dificultades”.
“¿Qué refugios buscamos en nuestra vida pastoral para estar seguros?”, lanzó el papa, al tiempo que llamó a no dejarse “engañar por el orgullo que busca gratificaciones y reconocimientos, y allí nos parece estar a salvo”.
“Nuestro verdadero refugio es la confianza en Dios: ella disipa todo temor y nos hace libres de toda esclavitud y de toda tentación mundana”, indicó el papa, durante la misa solemne organizada con motivo de la fiesta de San Pedro y San Pablo.
De los 24 nuevos arzobispos que recibieron el palio (que consagra su estatuto de arzobispo metropolitano, título debido a la importante talla del distrito que supervisan, ndlr) de manos del papa, 5 son de África, 6 de Asia, 7 de Europa y 6 de las Américas.
Tal y como lo prevé la tradición, el patriarcado ecuménico de Constantinopla envió una delegación enviada por el metropolitano ortodoxo de Pérgamo, Ioannis (Juan) Zizioulas.
En una entrevista el domingo al diario Messaggero, el papa denunció de nuevo la plaga de la corrupción, un tema que, al igual que la denuncia de los obispos “mundanos”, le preocupa especialmente.
“Es difícil mantenerse honesto en política. A veces es como si algunas personas estuvieran fagocitados por un fenómeno endémico, a diferentes niveles, transversal”, estimó el papa.
“El problema de hoy es que la política está desacreditada, devastada por la corrupción, el fenómeno de los sobornos. La corrupción es por desgracia un fenómeno mundial. Hay incluso jefes de Estado que se encuentran en la cárcel por ello”, lamentó el papa.
Según él, “vivimos un cambio de época” que “alimenta la decadencia moral, no solo en política sino también en la esfera financiera o social”.
El papa mencionó también los abusos sufridos por los niños, los empleados para labores manuales porque tienen manos más pequeñas y las víctimas de abusos sexuales: “sufro por ellos”.
AFP
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