lunes, 16 de mayo de 2016

Los X-Men y su apocalíptico lío mutante temporal

DANIEL G. APARICIO

  • Este viernes 20 de mayo se estrena la película 'X-Men: Apocalipsis'.
  • Esta sexta entrega muestra versiones más jóvenes de muchos de los mutantes de la primera trilogía como Cíclope, Jeasn Grey y Tormenta.
  • Las precuelas y los viajes en el tiempo han complicado la cronología de la saga.

X-Men: Apocalipsis

En plena vorágine del cine superheroico, los mutantes regresan a la gran pantalla en X-Men Apocalipsis. Esta sexta entrega de la franquicia (sin contar derivados como las películas sobre Lobezno o la exitosa Deadpool) toma como base La era de Apocalipsis —uno de los arcos argumentales más conocidos de los cómics— y añade aún más lío temporal a la ya extraña cronología de la saga cinematográfica. Pero, ¿quiénes son los X-Men y de dónde procede todos este jaleo generacional con saltos en el tiempo incluidos?

Todo se remonta a 1963, cuando el guionista Stan Lee y el dibujante Jack Kirby crearon la Patrulla-X, un grupo de humanos con poderes especiales que, a diferencia de otros héroes, no eran fruto de un accidente sino de su propia naturaleza. Así nació la raza mutante, el grupo de marginados del universo Marvel. Temidos y repudiados por el resto de la humanidad, su imagen se ha utilizado durante décadas como reflejo del acoso y el sufrimiento al que se han visto sometidas las minorías a lo largo de la historia.

La idea era muy potente y, aunque en su primera etapa no llegó a cuajar —la serie estuvo cancelada un lustro, entre 1970 y 1975—, después se convirtió en un fenómeno arrollador dentro de la industria del cómic. Solo era cuestión de tiempo (y de efectos especiales) que los X-Men llegaran al cine. En 1984 se escribió el primer guion, en 1989 se hizo la primera intentona de hacer una película y en 1994 se gestó un nuevo texto, pero no fue hasta los albores del siglo XXI cuando tuvo lugar el feliz acontecimiento para los fans.

X-Men (2000)

El responsable del proyecto fue Bryan Singer, director que había adquirido cierto renombre gracias a Sospechosos habituales. Él y su equipo descartaron todos los guiones elaborados hasta la fecha y propusieron una nueva historia: la joven Pícara, capaz de absorber la energía y poderes de otros solo con tocarlos, y el hosco Lobezno, un mutante con gran poder de regeneración y esqueleto y garras de un irrompible metal conocido como adamantium, llegan a la escuela del profesor Charles Xavier. Allí conocen y se unen a los X-Men. Juntos se enfrentan a Magneto, poderoso amo del magnetismo que cree en la superioridad de la raza mutante sobre los humanos.

El estreno de los mutantes en la gran pantalla no pudo ser más afortunado. Singer contentó a público y crítica, puso la primera piedra de una franquicia cinematográfica millonaria e inició la era de películas superheroicas que llega hasta nuestros días. Además, le regaló a Hugh Jackman el que ya es probablemente el personaje más icónico de su carrera, Lobezno. El actor autraliano no era la primera opción. El cineasta quería a Russell Crowe para el papel, pero este lo rechazó, algo de lo que hoy muchos se alegran.

X-Men 2 (2003)

Tras el éxito de la película original, la secuela no se hizo esperar. Singer volvió a tomar las riendas del proyecto y construyó un filme aún más redondo que el original. De hecho, X-Men 2 aún está considerada una de las mejores entregas de la saga.

En esta ocasión, los X-Men de la primera película (Cíclope, Tormenta, Jean Grey...) y su nuevo compañero, Rondador Nocturno —un ferviente católico con aspecto de demonio azul que es capaz de teletransportarse cortas distancias— deben unirse a Magneto y sus seguidores para hacer frente a un enemigo común, el militar William Stryker, quien tiene un plan para destruir a todos los mutantes. La historia termina dejando una puerta claramente abierta a un tercer capítulo.

X-Men: La decisión final (2006)

La aparición de una cura proporciona a los mutantes la posibilidad de decidir si quieren seguir teniendo poderes excepcionales o si por el contrario prefieren ser personas normales y corrientes. Este descubrimiento acaba generando una división entre los partidarios de la fórmula y sus detractores. La perturbadora reaparición de la supuestamente fallecida Jean Grey acaba complicando aún más la situación.

Con un reparto y unos personajes consolidados, unos efectos especiales impresionantes y una base argumental prometedora (la aclamada saga de Fénix Oscura, en la que Jean Grey resucita convertida en un cruel ser destructivo), parecía que nada podía salir mal. Sin embargo, pocas cosas salieron bien. Brett Ratner ocupó el lugar de Bryan Singer —quien se marchó a dirigir una nueva película de Superman que tampoco logró gran éxito— y potenció la acción y el espectáculo en detrimento del guion. El resultado fue una historia saturada de personajes, la mayoría apenas desarrollados, que quedó muy lejos de lo que podría haber sido.

X-Men: Primera generación (2011)

Aquí se produce el primer salto temporal de la saga. Esta entrega abandona la línea argumental que se había seguido hasta el momento y da un salto al pasado para funcionar al mismo tiempo como precuela y como reinicio de la franquicia. X-Men: Primera generación cuenta el inicio de la amistad entre Charles Xavier y Erik Lehnsherr (Magneto) y su primera ruptura. La historia, que se desarrolla en los años 60, presenta a un nuevo grupo de jóvenes mutantes, entre los que se encuentran la versión adolescente de Mística (una joven capaz de cambiar su aspecto a voluntad y que ejerció de principal secuaz de Magneto en la trilogía original) y la de Bestia (uno de los personajes añadidos en X-Men: La decisión final).

Esta aventura supuso un nuevo hito en la saga. El nuevo director, Matthew Vaughn (Stardust, Kick-Ass), supo construir una inteligente historia de ciencia ficción con toques del cine de espías que era capaz de darle madurez y seriedad a un grupo de bichos raros vestidos de negro y amarillo. Como sucedió con la primera X-Men, esta nueva entrega dio en la diana con el reparto: James McAvoy como Xavier, Michael Fassbender como Magneto y Jennifer Lawrence como Mística fueron todo un acierto. Desde entonces, la popularidad de estos actores no ha hecho más que crecer.

X-Men: Días del futuro pasado (2014)

Bryan Singer retorna a la saga para unir argumentalmente la vieja trilogía con la nueva generación de mutantes. La historia comienza en el año 2023, un futuro distópico en el que unos robots conocidos como Centinelas están exterminando a la raza mutante. Los ya ancianos Xavier y Magneto deciden que la única solución es enviar a Lobezno a los años 70 para que reúna a los jóvenes de esa época y evite que el cinetífico Bolivar Trask construya esas letales máquinas.

La película, que adapta libremente otra de las grandes historias de los cómics, acaba cambiando el devenir de los acontecimientos futuros. Es decir, como hizo J.J. Abrams con Star Trek, Singer crea aquí una nueva línea temporal en la que muchos de los acontecimientos vistos en la trilogía original (especialmente en la criticada tercera parte) jamás tendrán lugar. La prueba es una escena en la que Lobezno regresa a su tiempo y descubre que muchos de sus amigos muertos aún siguen vivos.

Cuando se rodó este filme, Jennifer Lawrence ya había alcanzado una gran popularidad gracias a Los juegos del hambre. Probablemente el tirón de la actriz hizo que le dieran a Mística, su personaje, un papel mucho más relevante del que había tenido hasta el momento. De este modo, la fama de la actriz logró que un personaje secundario adquiriese la categoría de principal.

X-Men: Apocalipsis (2016)

Apocalipsis, el primer y más poderoso mutante, que fue adorado como un dios en la Antiguedad, despierta miles de años después, en los 80. Desilusionado con el mundo que encuentra, decide reclutar a un equipo de poderosos mutantes capitaneado por un descorazonado Magneto para acabar con los humanos y crear un nuevo orden mundial. ¿El resultado? El tercer enfrentamiento superheroico del año. Tras Batman contra Superman y Capitán América contra Iron Man llega el combate de Xavier y sus alumnos contra los jinetes de Apocalipsis.

Aunque en los cómics, la era del Apocalipsis se desarrolla en una realidad alternativa, la película parece no meterse en esos líos y todo se desarrolla en la línea temporal iniciada en Primera generación. En esta ocasión, con el caché de Jennifer Lawrence aún más elevado, Mistica no solamente vuelve a ser un personaje clave sino que la actriz ha logrado reducir al mínimo las sesiones de maquillaje y caracterización, por lo que a menudo aparece con su aspecto real y no como la mutante azul que debería ser. Su victoria en las negociaciones rompe en parte la coherencia del personaje, que en otras entregas reconoce sentirse orgullosa de su aspecto real y prefiere no camuflarse.

Aunque esta historia no juega con los saltos temporales, sí falla en la concordancia temporal. El fallo más palpable es el de la edad de los personajes. Por ejemplo, si Júbilo aparece aquí, en los 80, como una adolescente, es imposible que en las primeras películas, que se desarrollan en la primera década del siglo XXI, siga teniendo la misma edad. Tampoco encajan las edades de otros personajes como Cíclope, Tormenta o Jean Grey. Aun así, las piezas que menos encajan proceden de las películas de Lobezno y ya nadie parece tenerlas en cuenta a la hora de construir la cronología mutante.

Habrá que aceptar que, en la ficción, el tiempo también muta.



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