lunes, 19 de octubre de 2015

Laia Costa: "'Victoria' es una película muy distinta en la forma"

CARLES RULL

  • La actriz barcelonesa protagoniza 'Victoria', una premiada producción alemana.
  • 'Victoria' ha sido rodada en un único plano secuencia.
  • Laia Costa fue premiada en los premios del cine alemán por su interpretación.

Laia Costa

Todo ocurre en una sola noche. Y en un sola toma. Un único plano secuencia, a tiempo real, para adentrarnos en la noche berlinesa a través de una muchacha española que vive en la capital alemana. Es Victoria, el título y el personaje que interpreta la barcelonesa Laia Costa — premiada en los galardones del cine alemán —. Una camarera que, después de una noche de fiesta, entabla amistad con un grupo de chicos dejándose arrastrar hasta una trama inesperada. Se presentó en el pasado Festival de Sitges y este viernes, 23 de octubre, llega a nuestras pantallas. Entre los trabajos más conocidos de Laia Costa están su personaje de Rym en la serie Polseres vermelles o María, de Austria en Carlos, Rey Emperador. ¿Qué es Victoria, la película alemana que ha encandilado a medio mundo? ¿Cómo fue rodada? Ella misma nos lo cuenta.

¿Rodar todo en un único plano secuencia es parecido a hacer teatro? Podría parecer que sí, porque nadie te corta. Pero el director, Sebastian (Schipper), siempre decía no, no es teatro. En este caso tienes una cámara pegada a ti. Sebastian dice que es como una pistola apuntándote y diciéndote todo el rato “que no mientas”. En los procesos de ensayo, en los que se llegó a rodar hasta 3 tomas de planos secuencia diferentes, asegura que se daba cuenta de cuando le “engañábamos”, cuando estábamos actuando.

La cámara va entrando y saliendo por distintos escenarios, la calle, un club nocturno, la cafetería… incluso dentro del coche. Esto es el cámara, el danés Stuart Brandth Grøvlen, y que tiene un talento enorme. Subió al coche sin arnés, sin estar atado o asegurado de ninguna forma. Sube las escaleras, entra en el tejado, se va al club… cuando vamos en bicicleta se subió a un carrito de nada, sin que nadie le empujara... cuando corremos, él también. El cámara pasa por las 22 localizaciones con tan solo una cámara y un foco. No había ni foquista.

Podría recordar a la oscarizada 'Birdman', de Alejandro González-Iñárritu. Pero allí había algún corte, aunque también estaba la dificultad de rodar con la variación de la iluminación. Stuart tiene un talento increíble. Si lo vieras, es como pequeño, delgado. Y antes de empezar a rodar calentaba para tener los músculos a punto, para evitar calambres. Y una cinta en la cabeza por si sudaba. Las dos manos las tenía ocupadas, no podría secarse.

Creo que en cuanto al proyecto, ni siquiera le llegó un guión, sino tan solo un esbozo, unas líneas de lo que sería la película y su personaje. Nunca me llegó un guión. Me explicaron de que iba la historia, y de las pocas páginas que había escritas al resultado final de la película ha variado muchísimo. Ni siquiera se titulaba Victoria. Se llamaba “Uno, dos, cinco, ocho”, luego “Tres muchachos y un conductor”… Fue a través de los procesos de ensayo que la historia se fue focalizando en ella, en Victoria. El guión estuvo vivo y abierto hasta el último momento, con cambios dentro de la acción o personajes eliminados.

¿Y en la toma final hubo improvisación? Fue como en una banda de jazz. Improvisan, pero tienen un montón de normas, de lo contrario, en conjunto sonarían mal. En cada momento sabíamos por donde debíamos pasar, cuál era el objetivo de la escena, que es lo que deseaba el director que se explicara en ese momento. Pero, por ejemplo, nunca podíamos repetir ni la misma acción ni la misma frase; o no podías cambiar a la siguiente escena hasta que un determinado actor hubiera pasado por un determinado cambio emocional en su personaje. Es un trabajo en equipo.

Entre las anécdotas de rodaje, muy comentado el hecho de que su personaje, y a usted misma, le era imposible ir al baño. Hubo un momento en el que no pude aguantarme más, y aproveché para orinar cuando salí de cámara, en la escena del club. Y allí delante de todos los figurantes, que estaban alucinando, y yo allí cogiéndome el micro y adelante.

El personaje de Victoria parece frágil y sensible, pero hay  un momento en el que cambia radicalmente y toma la iniciativa y se apunta a todo. También lo hace marcada por la soledad, por dejarse llevar para encontrar algo nuevo, conocer a gente nueva. Al inicio, ella está bailando, parece feliz. Se dirige al barman y busca contacto con él, pero éste no le hace ni caso. Por primera vez vemos su soledad. A partir de aquí, a los cuatro minutos de película, te muestra sus posibles motivaciones. Trabajamos mucho el aspecto del background de los personajes. Ella es tímida, es introvertida, y no desea enseñar sus heridas. De ella solo conocemos algo de su pasado en la escena del piano. Aquí se le escapa un poco. Sin saberlo, Victoria estaba un poco esperando esa noche.

La película ha recibido ya bastantes premios, en el Festival de Berlín, y también el de mejor actriz en los premios del cine alemán, los Lola. Todo esto viene de un trabajo que hicimos el 27 de abril del pasado año, entre las cuatro y media de la madrugada  las siete de la mañana. Dos horas y cuarto, y por esto han venido todos estos premios. Es como insólito, una sorpresa. Entonces no éramos para nada conscientes. Los premios son como estar con un amigo al que hace tiempo que no ves y que, de repente, sin que esté para nada previsto, te dice, pues ahora te invito a comer. Para nada planeados. Estos planes son buenos… no como en los de la película.

¿Y a pesar de los aplausos y elogios recibidos a nivel internacional, siente nervios por presentar la película en casa? En Sitges tenía mucho miedo al pase de prensa, y como muy preparada a que no gustara. En el fondo es una historia bastante comercial, bastante clásica; pero la forma de hacerlo innovadora. Diferente, y esa diferencia a veces no es bien acogida. Esto es mi casa, y está muy bien que en Francia haya arrasado, que en Alemania esté aún en los cines desde hace cuatro meses, o que en Estados Unidos el New York Times nos haya dedicado páginas y artículos. He presentado la película mil veces, pero aquí, estoy nerviosísima, sobre todo con los pases ante mi familia. Mi implicación emocional con el público es mayor.

Ha hecho teatro, televisión, cine… ¿también de modelo? No, de modelo no. Soy demasiado bajita. Pero, gracias.

¿Se quedará a vivir en Estados Unidos? Me mudaré allí. Es un tema personal porque mi pareja trabaja allí. A ver cómo va todo.

¿Se dice que Tarantino es fan de usted? En Estados Unidos es sorprendente que hay muchos fans de esta película. He hecho algunos postscreenings o presentaciones, y la gente habla de ella. Público, pero también actores, productores, directores. Cuando una película extranjera normalmente no tiene fácil el acceso a los cines, o lo hace de forma limitada, allí está en nada menos que 70 salas. Es una pasada. Bueno, que me encanta que grandes nombres puedan decir que le gusta, y si ello comporta atraer a más público, que lo digan (risas).

¿Y le ha servido para que le lleguen más proyectos? Al principio no. Pero en los últimos días sí que ha habido más movimiento. Más ofertas. De momento, como estamos volcados en la promo, desde las 9 de la mañana a las 9 de la noche, no he pensado en nada. Esta semana se termina la promoción, y después veré si puedo acceder a otro proyecto tan atractivo como este.












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