Natalia de Molina: "Una cosa es el Photoshop y otra es que te cambien y seas otra persona"

DANIEL G. APARICIO

• La actriz Natalia de Molina, ganadora en 2014 del Goya a mejor actriz revelación por 'Vivir es fácil con los ojos cerrados', protagoniza 'Techo y comida'.
• En esta película, por la que obtuvo la Biznaga de Plata en el Festival de Málaga, la joven interpreta a Rocío, una madre soltera con serias dificultades económicas.
• Natalia de Molina ha hablado con '20minutos' sobre su gran momento profesional.

Aunque a sus 24 años, Natalia de Molina ya tiene una gran experiencia en el mundo de la interpretación, no fue hasta hace un año cuando saltó a la primera línea mediática gracias a Vivir es fácil con los ojos cerrados, película dirigida por David Trueba y protagonizada por Javier Cámara que le permitió ganar el Goya a mejor actriz revelación en 2014.

Desde entonces, sus proyectos se han disparado y ya aparece vinculada a producciones de renombre como Kiki, el amor se hace (próxima película de Paco León) pero también a otras más pequeñas como Techo y comida (4 de diciembre), un drama social en el que la joven andaluza lleva todo el peso interpretativo con gran habilidad, motivo por el cual se le concedió la Biznaga de Plata a la mejor actriz en el pasado festival de Málaga.

En Techo y comida, Natalia de Molina interpreta a Rocío, una madre soltera y sin trabajo que no recibe ningún tipo de ayuda ni subsidio y que vive en un piso alquilado que no paga desde hace meses. Debido a los impagos, el dueño la amenaza continuamente con echarla a la calle junto a su hijo de 8 años. La joven ha hablado con 20minutos sobre este complicado papel y sobre su gran momento profesional.

Techo y comida es una película muy dura...
Es muy dura, pero es ficción, la realidad es mucho peor. Cuando te informas, investigas y hablas con gente, ves que dentro de todo el horror que sufren las personas que están en situaciones como esta, hay historias más duras que la de la película.

¿Cómo se ha preparado para un papel tan delicado?
Obviamente entregándome, tirándome de cabeza y abriéndome en canal. Y, sobre todo, siendo consciente de que era una responsabilidad muy grande, ya que la película iba a estar sobre mis hombros. Salgo todo el rato en pantalla. Es la primera vez que hago algo tan complicado, tan complejo. Me he informado mucho, he investigado, he visto documentales, he hablado con gente que ayuda a los más desfavorecidos, con abogados que llevan casos de desahucio, he ido a comedores sociales, he observado mucho a la gente de la calle...

¿Le ha afectado de algún modo hacer este papel?
Como persona me toca, claro. Yo no soy una actriz que se lleve al personaje a casa, sé separar bien entre el trabajo y la vida personal. Pero sí que es verdad que el día a día en el rodaje era tan fuerte y había tantas emociones que necesitaba muchísima energía y cuando terminaba el rodaje no podía dormir, me costaba mucho. Tenía un cierto insomnio y supongo que es porque soy persona que tiene empatía y sensibilidad. Se sufre, porque aunque sea una ficción retrata una realidad que hoy todavía sigue pasando.

¿Había conocido a alguien con una realidad parecida a esta antes de hacer la película?
Creo que no pero, después de hacer la película, te diría que no lo sé, porque hay mucha gente que lo vive y no te enteras. Lo llevan para adentro, porque tienen mucha vergüenza, porque es una situación muy desagradable como para contarla. Y hay mucho miedo además. Sabía sólo lo que sabemos todos, lo que vemos en las noticias, los números...

¿Cree que esta situación es consecuencia de la crisis?
La crisis es el gran factor, y lo pagan los que menos tienen, los que no tienen herramientas para salir de ahí. Son gente que no ha elegido estar así, que lo que quieren es salir, encontrar trabajo, poder vivir dignamente. No piden grandes cosas.

De todos los problemas que se tratan, ¿cuál diría que es el más duro?
Todo lo que vive Rocío y todo lo que se refleja en la película es muy incomprensible que esté pasando. Hay quien dice que eso en España no pasa, pero sí, hay niños que tienen hambre, hay familias que no saben qué va a ser de ellos el día de mañana. Hay, en definitiva, mucha gente que no ha buscado estar así, personas a las que se le han cerrado las puertas.

Sin embargo, algunos dicen que la crisis ya ha pasado.
¡Que va! El otro día estábamos hablando con miembros de Cruz Roja y demás asociaciones que han visto la película y hablaban de que hoy les sigue llegando gente en estas situaciones. Y aquí en Madrid ya ni te cuento, que hay muchísima gente durmiendo en la calle. Podemos no mirarlo, pero existe. El cine tiene que servir para evadir, para entretener, pero también para dejar constancia de que esto está pasando. Le da voz a un sector de la población que no la tiene.

Y mientras, no han parado de salir noticias sobre los robos de los políticos y los rescates a los bancos.
Todo eso invita a la reflexión. La película presenta la realidad, ahora que cada uno saque su conclusión. Es interesante que no se muestra un claro malo en la película. Hasta el hombre que denuncia es porque necesita el dinero, es comprensible también. ¿Quién es el malo? Yo creo que es el sistema, porque está claro que no funciona.

Las últimas eleciones autonómicas han traído el cambio a algunas ciudades como Madrid o Barcelona, ¿es una señal de que hay posibilidad de hacer las cosas de otro modo?
Sí, yo creo que todo lo que está pasando ahora mismo da esperanza de que las cosas pueden ser distintas. A lo mejor los que llevan mucho tiempo tienen un poco de miedo a que las cosas cambien, pero ahí tenemos que estar los ciudadanos para decir "es que tienen que cambiar". Ya se verá, no sé qué pasará. Ojalá la gente no se deje llevar por ese miedo que se desprende, por la incertidumbre. Yo creo que peor que como estamos no vamos a estar. Bueno sí, si las cosas no cambian, a saber a dónde llegamos. Yo tengo esperanza, y la gente que me rodea, también.

¿Qué significó para usted ganar el Goya por Vivir es fácil con los ojos cerrados?
Lo ha significado todo a nivel profesional. Y no sólo el Goya, la película en sí. Haber hecho Vivir es fácil... y haber aprovechado la oportunidad que me brindaron ha hecho por ejemplo que ahora estrene Techo y comida. Juan Miguel del Castillo me vio en la película y pensó que daba el perfil para Rocío. Si no hubiera visto la película, no sabría ni que existo. Y así con muchos más con los que he trabajado. Yo le debo todo a Vivir es fácil..., ha sido mi gran punto de partida. Creo que con el poco tiempo que llevo y las cosas que he hecho se puede ver que quiero... quedarme (ríe), que quiero hacer cosas muy distintas y que puedo hacerlas.

De lo mucho que le queda por hacer, ¿hay algo que le haga especial ilusión?
Tengo mucho sueños, me gustaría hacer muchas cosas diferentes. Me encantaría por ejemplo hacer películas de ciencia ficción. Me parece súper complicado interpretar delante de un croma verde imaginando que hay cosas alrededor que en realidad no hay. O cantar. Me gustaría hacer algo en lo que tuviese que cantar. Sería un reto, porque me da mucha vergüenza. Me gustaría que alguien me propusiese algún proyecto donde tuviese que cantar para superarlo. Normalmente cualquier cosa en la que me da un poco de miedo entrar, ahí que me meto.

Apoyó públicamente la actitud de Inma Cuesta ante sus fotos retocadas, ¿por qué lo hizo?
Porque me pareció que era lo correcto. Cuando lo leí, aplaudí en mi casa. Pensé "¡claro que sí!". Además, Inma me encanta, la admiro muchísimo. Hace falta un poco de realidad, porque hay gente que se cree que eso es real e intenta llegar a unos cánones absurdos cuando lo importante realmente es cómo eres por dentro.

¿Alguna vez le ha pasado algo parecido?
Sí, aunque no voy a decir ni dónde ni qué, pero sí. Me enfadé un poco cuando vi lo que habían hecho porque no me reconocía. No era yo y tampoco quería ser lo que habían hecho de mí. Me acuerdo que tuve el dilema de decirlo o no decirlo. Al final decidí no decir nada y no lo voy a decir ahora tampoco. Ahora lo que pasa es que una aprende y quieres ver las fotos antes de que salgan. Yo no estoy en contra del Photoshop, me parece muy bien para el que le guste, pero una cosa es el Photoshop y otra es que te cambien y seas otra persona.

Ahora que está dentro de la industria, ¿percibe el pesimismo que ha habido durante años o cree que las cosas han cambiado?
En lo poco que llevo he tenido la oportunidad de trabajar en producciones grandes y en producciones muy pequeñas como esta y es verdad que cuesta muchísimo hacer cine y levantar películas aquí en España, es casi un acto heroico. Y cuando no tienes a alguien detrás que te apoye, ya ni te cuento. Tienes que luchar mucho y  tener muchas ganas de hacer lo que estás haciendo porque si no es muy fácil rendirse.

Es un poco desesperanzador, ¿no?
Bueno. Yo tengo mucha suerte de poder estar aquí hoy, soy consciente. Espero que la situación cambie a mejor porque creo que el cine traspasa fronteras, quizá por eso hay gente que a lo mejor no quiere apoyarlo tanto, porque puede mostrar fuera cosas que algunos no quieren que trasciendan. Yo, antes de estar en Nueva York, ya había estado allí, y es porque la he visto mil veces en las películas. El cine debería apoyarse más porque es marca España, es nuestra cultura.

Lo cierto es que parece que las cosas mejoran.
Sí. Este año en concreto han salido más películas, la gente va al cine y le gusta lo que ve. Son sobre todo películas de entretenimiento, porque la gente está mal y lo que quiere es disfrutar y reírse. Pero creo que hace falta que empiecen a hacerse más películas como Techo y comida, que te hagan tomar conciencia y reflexionar y sentir y empatizar con la gente.

Terminemos con algo menos serio. Como espectadora, ¿qué le gusta ver a Natalia de Molina?
Sigo muchas series, lo que pasa es que ahora con toda esta vorágine no puedo ver nada. He dejado aparcada House of Cards, que la tengo que retomar porque es muy buena, y Louie, que tengo también empezada la nueva temporada. Y de cine, me gusta mucho el cine de autor, pero vamos, veo de todo. Estoy deseando que llegue Zoolander 2.

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