Milan Kundera (/’mɪlan ‘kundɛra/, no /kun’dɛra/) (n. Brno, 1 de abril de 1929) es un escritor checo en idiomas checo y francés. Desde 1975 reside con su esposa en Francia, cuya ciudadanía adquirió en 1981.
Nacido en Moravia en 1929, Milan Kundera era hijo del musicólogo y pianista Ludvík Kundera (1891-1971), quien fue discípulo de Leoš Janáček y ejerció como director de la Academia de Música de Brno hasta 1961. El joven Kundera estudió musicología y composición musical, siendo numerosas las influencias y referencias a la música a lo largo de su obra literaria. Al concluir sus estudios secundarios, comenzó a estudiar literatura y estética en la Universidad Carolina de Praga, pero después de dos semestres se cambió a la Facultad de Cine de la Academia de Praga, donde finalizó sus estudios en 1952. Enseñó historia del cine en la Academia de Música y Arte dramatizado desde 1959 a 1969, y posteriormente en el Instituto de Estudios Cinematográficos de Praga.
Al término de la Segunda Guerra Mundial, Milan Kundera se había afiliado al Partido Comunista, pero luego sería expulsado del mismo en 1950, junto a su colega Jan Trefulka, por presuntas actividades contra el partido. Jan Trefulka reflejó el incidente en su obra Pršelo jim štěst (1962) y el propio Kundera utilizó dicho episodio como inspiración en su novela La broma (Žert, 1967).1 En 1967 se casó con Vera Hrabankova y un año más tarde, a consecuencia de la invasión soviética a su país, sus obras fueron prohibidas en Checoslovaquia y quedó desempleado. Tuvo que ganarse la vida con diversas ocupaciones, particularmente como pianista de jazz, instrumento que su padre le había enseñado a tocar a muy temprana edad. Readmitido en el Partido Comunista en 1956, fue definitivamente expulsado en 1970, al haber estado relacionado —junto a otros escritores checoslovacos como Pavel Kohout— en los acontecimientos de la Primavera de Praga.1
En 1975, Kundera emigró a Francia y, entre ese año y 1980, enseñó literatura comparada en la Universidad de Rennes, y más tarde en la École des Hautes Études de París. Desde 1993 ha escrito sus obras en francés.
Wikipedia
Milan Kundera
La insoportable levedad del ser (fragmento)
” Sintió en su boca el suave olor de la fiebre y lo aspiro como si quisiera llenarse de las intimidades de su cuerpo. Y en ese momento se imaginó que ya llevaba muchos años en su casa y que se estaba muriendo. De pronto tuvo la clara sensación que no podría sobrevivir a la muerte de ella. Se acostaría a su lado y querría morir con ella. Conmovido por esa imagen hundió en ese momento la cara en la almohada junto a la cabeza de ella y permaneció así durante mucho tiempo…..Y le dio pena que en una situación como aquella, en la que un hombre de verdad sería capaz de tomar inmediatamente una decisión, él dudase, privando así de su significado al momento mas hermoso que había vivido jamás (estaba arrodillado junto a su cama y pensaba que no podría sobrevivir a su muerte). Se enfadó consigo mismo, pero luego se le ocurrió que en realidad era bastante natural que no supiera que quería: El hombre nunca puede saber que debe querer, porque vive solo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores. No existe posibilidad alguna de comprobar cual de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo. Pero que valor puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni un boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro.
(…)
Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada. Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad.
(…)
La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será. Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes. ”
El Poder de la Palabra
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