DANIEL G. APARICIO
- Algunas claves argumentales de libros, series de televisión y películas se han hecho tan populares que ya nadie las considera spoilers.
- La histeria actual generada por el temor al destripe tiene un origen claro: 'Perdidos' y el inicio del vínculo entre Internet y las series de televisión contemporáneas.
- Este artículo contiene SPOILERS de 'Casablanca', 'El planeta de los simios', 'El imperio contraataca', 'Titanic', 'El sexto sentido', 'Ciudadano Kane' y 'Los Serrano'.
En un momento en el que los consumidores de libros, películas y series de televisión viven atemorizados por la posibilidad de que alguien les reviente las sorpresas de su ficción favorita, los medios se han habituado a comenzar muchos de sus textos con la advertencia "¡Atención: SPOILER!".
Sin embargo, hay ocasiones en las que tal mensaje sobra, ya que algunos spoilers se han integrado tanto en la cultura popular que difícilmente volverán a producir sorpresa. Así que, ¡calma!, aquí no revelaremos ninguno de los secretos de Canción de Hielo y Fuego, no contaremos qué ha pasado en el último capítulo de The Walking Dead ni diremos cómo termina la trilogía del Baztán, sólo hablaremos de los destripes que, por ser ampliamente conocidos, ya han dejado de serlo.
Quizá el mayor de todos los spoilers, uno al que nadie puede escapar ya, procede de la literatura. Es tan popular que la mayoría ni siquiera sabe que es un spoiler: ¡el doctor Jekyll es Mr. Hyde! Esa era la gran sorpresa de la trama de la novela de Robert Louis Stevenson. Ahora, por suerte o por desgracia, su idea se ha convertido en un referente cultural de tal calibre que de asombrosa tiene poco. La lista de obras culturales —libros, cómics, series de televisión, películas, videojuegos, canciones...— que hacen referencia de un modo u otro a El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde es interminable.
Sin abandonar la literatura universal, ¿quién no conoce el final de Romeo y Julieta o el de Don Quijote de la Mancha? En estos tiempos de reinado de la cultura audiovisual y escaso hábito lector, puede que haya quien no lo sepa, pero será raro encontrar a alguien que desconozca cómo termina El señor de los anillos, aunque más por la película de Peter Jackson que por la obra de Tolkien.
Precisamente en esa adaptación cinematográfica aparece aquel al que muchos llaman "el spoiler con patas", el actor Sean Bean, cuyos personajes en cine y televisión suelen tener un final funesto. Por fortuna, no todos sus personajes mueren, así que el interés de verle en pantalla se mantiene: la intriga es saber si en esta ocasión llegará vivo o no al final de la historia.
El cine es probablemente el arte que más spoilers ha regalado a la cultura popular. Por ejemplo, "pocos" han visto Casablanca (1942), pero prácticamente nadie es ajeno a sus últimos minutos. No, Rick no acaba con Ilsa, pero siempre les quedará París y él probablemente comience una bonita amistad con Louis. Aun así, a nadie parece preocuparle saber el final, conocerlo no arruina la película, tal vez por ser muy antigua. ¿Será que los spoilers prescriben?
Más sangrante es el caso de El planeta de los simios (1968), cuya imagen más icónica, Charlton Heston descubriendo los restos de la Estatua de la Libertad en la playa, destroza por completo el principal impacto argumental del filme: los protagonistas han estado todo el tiempo en el planeta Tierra. El mayor desatino de todos es que dicha escena se utilizó para ilustrar el póster original de la película.
Entre los spoilers más versionados está el famoso "Yo soy tu padre" de Darth Vader a Luke Skywalker en El imperio contraataca (1980). La frase se ha hecho tan popular que la probabilidad de que esta revelación sea una sorpresa para alguien es escasísima. Algunos padres, muy fans de Star Wars, han matenido a sus retoños "vírgenes" para mantener viva la sorpresa y poder subir sus reacciones a YouTube, pero son la minoría.
La última entrega de la saga, El despertar de la Fuerza, también cuenta con una impactante revelación que ha hecho que los fans anden con mucha cautela a la hora de hablar y leer detalles sobre la trama. Está por verse si dicha sorpresa acaba convirtiéndose o no en algo tan popular como la identidad del padre de Luke.
Las películas basadas en hechos históricos son en sí mismas un destripe. Por ejemplo, en Titanic (1997) todo el mundo sabe que el barco se va a hundir. Sin embargo, ese no es el único dato importante de la trama que todo el mundo conoce. En el final de este taquillazo de James Cameron, el pobre Jack (Leonardo DiCaprio) muere de hipotermia en las frías aguas del Atlántico porque su amada y egoísta Rose (Kate Winslet) no le hace hueco en una tabla en la que, como todo el mudo sabe, claramente cabían los dos.
Los desenlaces de Psicosis, Los Otros, El club de la lucha y Seven también han dado mucho que hablar, aunque casi todo el mundo está de acuerdo en que el gran destripe cinematográfico reciente es el de El sexto sentido (1999). Nadie se escandalizará por leer o escuchar por enésima vez que Bruce Willis está muerto. En su día ya fue difícil evitar el spoiler, pero hoy es prácticamente imposible.
Con el tiempo, los spoilers de cine han ido a peor por culpa de los tráilers de las películas que, cada vez con mayor frecuencia, revelan momentos y escenas clave del filme, arruinando así en buena medida el interés del argumento.
No me cuentes el último capítulo
La histeria colectiva actual que generan los posibles spoilers tiene un origen claro, Internet y el boom de la ficción televisiva o, más concretamente, Perdidos, la primera serie que se consumió y comentó masivamente por Internet. ¿Qué es el humo negro?, ¿qué hay dentro de la escotilla?, ¿quiénes son los otros?, ¿qué significa la omnipresente secuencia numérica? Pero, sobre todo, ¿por qué ese final que no se resuleven ni la mitad de las incógnitas? Sólo un comentario al respecto (y no es un destripe): no, no estaban todos muertos desde el principio.
Aunque prácticamente todas las series son susceptibles de spoiler (Breaking Bad, Mad Men, House of Cards... e incluso The Big Bang Theory o Cómo conocí a vuestra madre), las reinas del destripe estos días son The Walking Dead y Juego de Tronos. El elevado número de muertes de una y otra hace que los fans devoren los capítulos cuanto antes para, de este modo, reducir al máximo la posibilidad de enterarse por boca de otros del fatal destino de alguno de los personajes principales de la historia.
Los zombis no dejan pasar muchos capítulos sin causar una nueva baja y George R.R. Martin (autor de la saga literaria en la que se basa Juego de Tronos) es aún peor. De hecho, su sadismo es desde hace tiempo una excelente materia prima para memes.
A partir del próximo 24 de abril, cuando se estrena la sexta temporada de Juego de Tronos, se producirá un hecho curioso: mientras que hasta ahora los lectores podían espoilear la serie a los espectadores, ahora serán estos los que conozcan el progreso de la historia de los Siete Reinos antes que los lectores, ya que Martin aún no ha acabado su sexto libro, Vientos de invierno, y la ficción de la HBO ha superado argumentalmente a la saga literaria.
Muchos están escandalizados por este hecho, pero Martin —quien ya ha confirmado que los libros y la serie tomarán rumbos diferentes— no ha dudado en quitarle hierro al asunto. "Todo ese concepto de spoilers es algo que nunca he entendido. Es cierto que hay un placer cuando lees un libro o miras una serie en saber qué pasará luego, quién ganará, quién perderá. Pero eso no es de ninguna manera la única razón por la que mirar una película o una serie. No es la única razón para leer un libro", dijo el escritor en una entrevista.
"Yo leo muchas novelas históricas, por ejemplo. Puedo disfrutar de muchas ficciones sobre la Guerra de las Dos Rosas incluso sabiendo quién ganó la guerra. También disfruto todavía viendo Ciudadano Kane cada tantos años aunque sé que Rosebud es el trineo. Ahí tienen, les he dado un terrible spoiler a los que no vieron Ciudadano Kane. Rosebud es el trineo, pero aun así deben ver la película, porque es increíble", añadió Martin.
En España, destaca un final de serie memorable que, por supuesto, ya nadie considera un spoiler: el desenlace de Los Serrano. Para sorpresa de los espectadores, esta longeva serie familiar concluía con Diego (Antonio Resines) saltando desde un puente y despertando después en su cama, el día después de haberse casado con Lucía (Belén Rueda). ¿Diego tuvo el sueño más largo y extraño de la historia o murió y despertó en su cielo particular?
Es igual, la realidad es que los guionistas diseñaron un final comodín que, pese a no gustar, podría ser la clave para mejorar una larga lista de finales, malos o no: ¿se imaginan que al final de Perdidos se descubriese que todo era un sueño de Resines, que Darth Vader fuera Resines teniendo un sueño muy loco o que Origen fuese un sueño dentro de un sueño dentro de un sueño dentro de un sueño dentro de un sueño de Resines? Sería al fin de los spoilers, todo daría igual porque, al final, todo sería un sueño de Resines.
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