DIEGO G. MORENO
- El documental 'Janis' se adentra en la vida de esta artista rompedora, sexualizada y brutal.
- Era una persona introvertida, deprimida y con una tremenda necesidad de ser aceptada.
- "En el escenario le hago el amor a 25.000 personas diferentes; luego me voy sola a casa".
Hace 45 años dejó este mundo Janis Lyn Joplin sin apenas haber disfrutado de él, aunque nadie podrá negarle que no viviera sus 27 años (sí, entra en el club de la edad maldita) intensamente.
Ahora, Avalon trae este viernes a los cines españoles el documental Janis, que intenta adentrarse en la vida de esta artista rompedora, sexualizada y brutal, que se refugió en el blues y el rock para escapar del dolor de un pasado turbio, que acabó persiguiéndola hasta el fin de sus días.
La contracultura de los años 60 acogió a la cantante tejana, cuyos memorables conciertos como el del Festival de Woodstock marcaron a la generación de la era de Acuario, pero su inmortalidad musical llegaría de manera póstuma.
La cinta, dirigida por Amy Berg –nominada al Óscar por West of Memphis y Líbranos del mal– recopila las cartas que Joplin intercambió con sus familiares y amigos durante años (algunas se hacen públicas por primera vez en el documental) y son leídas con la voz en off de la cantante Chan Marshall, conocida por su etapa como Cat Power.
En esta correspondencia descubrimos que, tras la imagen desinhibida y alegre que Janis proyectaba en el escenario, se esconde una persona introvertida, deprimida y con una tremenda necesidad de ser aceptada como artista en un mundo predominantemente machista, a pesar de la modernidad que se pretendía en la década hippie.
Una adolescencia en la que sufrió acoso escolar repetitivo y cruel, combinado con la ideología racista de muchos de los habitantes de su estado, cambió la manera de pensar de Joplin, que quiso rebelarse y marcharse a San Francisco, donde conocería a su primera banda, Big Brother and the Holding Company. Fue el trampolín para expresar su sufrimiento delante de cientos de personas, pero a la vez una vía de entrada de los excesos de las drogas y el alcohol, que sumado a sus pasionales aventuras amorosas dibujaron el perfil de una mujer fuerte en el micrófono pero tremendamente débil en lo personal.
"Pero tenemos la música"
Joplin demostró que una mujer no tenía que ser solo una dulce ‘cara bonita’, y que podía demostrar fortaleza. El cantante Leonard Cohen escribiría en su canción Chelsea Hotel (que coge su nombre del hotel testigo de su aventura con Janis): «Te arreglaste un poco y dijiste: ‘No importa, somos feos, pero tenemos la música’».
Todo acabó un 4 de octubre, cuando sus compañeros la esperaban en el estudio para seguir grabando su voz rasgada. En la habitación 105 del Landmark Motor Hotel de Hollywood fue encontrada sin vida a causa de una sobredosis de heroína, el ángel exterminador que acabaría con algunos de los mejores talentos.
Janis ofrece un relato íntimo y personal de una persona disonante y muy adelantada a su época. Ella misma habló así sobre su vida: "En el escenario le hago el amor a 25.000 personas diferentes; luego me voy sola a casa".
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