MAGDALENA TSANIS / EFE
- El hallazgo en Granada de una caja de hojalata llena de fotogramas de actrices de Hollywood del cine mudo ha dado pie a la publicación de un libro.
- 'Mujeres de Cine. Ecos de Hollywood en España' analiza el impacto que tuvieron esas mujeres "atrevidas" y "liberadas" en el público español de la época.
- LISTA: 30 estrellas femeninas del cine clásico de Hollywood
El hallazgo en Granada de una caja de hojalata llena de fotogramas de actrices de Hollywood del cine mudo es el origen de Mujeres de Cine. Ecos de Hollywood en España, un libro que analiza el impacto que tuvieron esas mujeres "atrevidas" y "liberadas" en el público español de la época.
Las películas corresponden al periodo comprendido entre 1914 y 1936, cuando se produjeron cambios radicales en España —el derecho de sufragio femenino (1933) o la primera ley de divorcio (1932)—, aunque tardaron en llegar y se vieron abruptamente interrumpidos por la Guerra Civil.
"El libro es una reivindicación de que en ciertos aspectos España tuvo destellos de modernidad", señala Eugenio Fontaneda, coordinador del libro, editado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
La caja en cuestión tiene una historia digna de la película Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore. Su dueño fue José Romero Sampedro, un niño apasionado del séptimo arte que en los años 20 empezó a ir casi a diario al Cine Olimpia de Granada, donde su primo trabajaba como proyeccionista. Fue su primo quien empezó a regalar material al chico, que desde pequeño mostró una mentalidad de coleccionista. La caja que llega a manos de Fontaneda, gestor cultural y amigo de la familia, contenía más de 300 fotogramas, todos ellos primeros planos de actrices, clasificados por sus nombres.
"La pregunta que yo me hacía es cómo un país tan alejado de Estados Unidos percibía a estos personajes en pantalla, teniendo en cuenta el elevado nivel de analfabetismo que había en España y la desigualdad legal de la mujer", explica Fontaneda.
Con esa pregunta en el aire, encargó varios textos a una serie de autores, historiadores, críticos y expertos en ilustración, moda y consumo, que se combinan en el libro con las fotografías de la colección.
"La conclusión es que en toda esta época hay una clase moderna, que es minoritaria, pero existe. Se ve en las ilustraciones de las revistas, cómo se consume la imagen de una mujer que viaja, practica deportes o conduce un Bugatti; imágenes que pueden chocar si haces un estudio minucioso de lo que era la sociedad española", afirma.
Su referente cinematográfico más evidente eran las flappers, actrices como Anita Stewart, Joan Crawford o Clara Bow, que contribuyeron a construir el primer star system y cuyos personajes se divertían en los clubes de jazz, llevaban el pelo corto, fumaban y bebían sin complejos y, sobre todo, tomaban libremente sus decisiones.
La historiadora Matilde Eiroa recuerda que fue durante el reinado de Alfonso XIII (1874-1885) cuando se produjeron los primeros y tímidos movimientos de mujeres a favor de sus derechos, aunque las primeras asociaciones feministas no nacieron hasta avanzada la primera década del siglo XX.
Plataformas culturales femeninas como la Residencia de Señoritas (1915) o el Lyceum Club (1926) ayudaron a difundir los aires de renovación y espíritu cosmopolita, que desembocaron, entre 1931 y 1936, en el salto de las mujeres a la esfera pública para ocupar los más variados puestos en empresas e industrias.
El periodista experto en cine Moisés Rodríguez señala que después de la Primera Guerra Mundial toda Europa fue "colonizada" por el cine americano, con las flappers como buque insignia. Clara Bow en Ello encarna perfectamente a esa mujer "independiente, hedonista y amante del jazz".
También fue la época de las primeras revistas de cine, centradas sobre todo en las estrellas femeninas, y leídas mayoritariamente por mujeres: el 95% de la publicidad que llevaban iba dirigida a ellas.
Durante la Segunda República comenzaron a llegar a España las producciones previas a la aprobación del Código Hays, una autocensura que se impusieron los estudios a partir de 1934 por la presión de la Iglesia y los sectores más puritanos.
En esas películas, según Rodríguez, hay dos prototipos de mujeres, ambas dueñas de su destino e igualmente revolucionarias para la España de la época. Unas, sexualmente agresivas y dominantes como la Mae West de No soy ningún ángel o la Jean Harlow de La pelirroja. Otras, aún más avanzadas, "que no alardean de sus costumbres pero no se avergüenzan de ello" como Norma Shearer en La divorciada o en Un alma libre.
La aprobación del Código Hays puso fin a la libertad y el estrellato femenino y cabe preguntarse, apunta el editor y escritor Guillermo Balmori, si la industria de Hollywood no sigue hoy cautiva de la "misoginia", pues muy pocas películas exploran el universo femenino.
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