PAULA ARENAS
- Jan es un niño de 5 años con Síndrome de Down y protagonista de una película de su propia vida.
- No hay ficción: horas de grabaciones de su padre, montador y director, conforman la cinta de principio a fin.
- "El arte también es mostrar algo a la gente", dice el padre.
"No fue el día más feliz de mi vida, como uno espera cuando tiene un hijo", dice a 20 Minutos Bernardo Moll, padre de Jan, un niño de 5 años con síndrome de Down y protagonista de la película La historia de Jan.
"Cuando imaginas el momento del nacimiento de tu hijo crees que serás muy feliz, pero nada más mirar a los ojos al mío lo intuí. Intuí que algo no iba bien".
Reconoce el padre de Jan, director y realizador, que pese a estar muy nervioso tras el parto y algo perdido, vio que algo era distinto. "Esa misma noche nos abrazamos los tres: mi mujer, mi hijo y yo, y dijimos es nuestro hijo y lloramos. Y lo hicimos cuando todavía no teníamos los resultados, pero ya sabíamos que algo no estaba bien. En ese momento dijimos: para adelante".
Desde aquel día han transcurrido ya cinco años, un tiempo que Bernardo ha compartido en un blog. "Me sirvió mucho escribir sobre todo ello. Lo creativo ha sido y es fundamental. Hay mucho miedo social a todo esto, tanto que me costó mucho mandar mi mensaje a mis allegados diciendo: ha nacido mi hijo".
De ese blog a hoy han pasado cinco años, muchas horas de grabaciones que pronto serán una película, la de su hijo, para la que hasta el 26 de junio están recogiendo dinero mediante una campaña de crowfunding y en la que ya han alcanzado los 30.000 euros que necesitaban para dar comienzo (sólo comienzo: "una película cuesta mucho más dinero", dice Moll) al proyecto.
"Cuando fui objetor, estuve en contacto con chicos con Down"
Recuerda Bernardo que muchos años antes de nacer su hijo había mantenido un estrecho contacto con chicos con Down: "Había hecho la objeción de conciencia, no hice la mili, y la hice con chicos con síndrome de Down, y flipaba. Les hacía juegos y magia y la energía que me daban estos chavales era enorme".
No quiere generalizar ni caer en eso de que: todo son muy cariñosos, pero sí habla de un nexo: "Tienen la parte emocional muy desarrollada, tienen menos ego, se comen menos el coco, son más directos, emotivos".
Vuelve al blog: "Escribo porque necesito escribir, sacar el dolor, y porque el arte también es mostrar algo a la gente. Y me resultó fácil porque me ayudaba, y no tengo miedo a que mi hijo no le guste en el futuro. Los primeros vídeos eran para él. A él le encanta verse, es toda una fiesta. Pero es que para él en realidad todo es una fiesta: hasta comer".
¿Miedo a que no le guste cuando sea mayor? "No, ninguno, le vendrá bien a él, y a la gente. Hay que darlo a conocer y que la gente pierda el miedo. Porque la gente, y es normal, le mira por la calle con cara de: pobrecito, y de pobrecito, nada".
Es tal el desconocimiento que tenemos que apenas hemos visto un bebé con Down, por eso ni el propio padre lo sabía cuando vio a su hijo recién nacido, aunque sospechaba que algo no iba bien. Fíjate hasta qué punto es tabú y hasta qué punto es importante para ellos que acabemos con tanto secretismo".
Por eso el blog, las grabaciones y esa emocionante película La historia de Jan: "Tenemos que darles un lugar y estar orgullosos. Esta película llega mucho a los padres en cuanto a la relación que tienen con sus hijos, porque ven que no les prestan atención, que no le mira a los ojos... El tema de no parar, la rutina, nos lleva a no dar tiempo a nuestros hijos y Jan nos ha enseñado que hay que parar porque como va despacio... "
No esconde la parte triste ni la oscura pero también saca la luz de todo ello y recuerda lo cerca que está la risa del llanto o al revés: "Al principio hemos llorado, pero a mí me desahoga mucho llorar. Creo que vivimos bloqueados, y llenos de prejuicios, miedos, egos... Busquemos esa luz, que también la tenemos. A nosotros Jan nos ha enseñado".
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